domingo, 9 de junio de 2013

EL ARTE DE ELABORAR UN BUEN PERFUME

       
     Probablemente, cuando nos acercamos a un “stand” en alguna perfumería, paseamos la vista por sus estanterías, tropezando de repente con el frasco de ese codiciado perfume que deseamos probar y seguidamente lo aplicamos en un papel secante o en el interior de nuestra muñeca, sin pensar demasiado en el proceso previo a la obtención de ese delicioso aroma. ¿Verdad?
Pues bien, hoy haré para todos vosotros un resumen  sobre cómo se obtiene un buen perfume.

            Partimos de una base imposible de sustituir: la habilidad que debe poseer el maestro perfumista, sin la cual, no hay nada que hacer y el resultado del perfume sería mediocre. Pero, ¿en qué se basan ellos a la hora de comenzar a mezclar esencias? Bien, a modo de ilustración, pondré un ejemplo: al igual que un compositor de música sigue un patrón a la hora de escribir una pieza, un perfumista sigue ciertas reglas, las cuales desconocemos la mayoría de los mortales. ¡¡Vamos a desvelar algunos de sus secretos!!
           

            Comienzan creando una “armonía primaria” basada en unos pocos aromas. Cuando consiguen esta base, ya sólo es cuestión de ir mejorándola poco a poco, agregando notas adicionales, pero en menor proporción, cuya misión será redondear y aportar matices innovadores a la “armonía primaria”. Claro, dicho así parece fácil…pero no lo es en absoluto, ya que el mundo de las combinaciones es muy complejo. Cada nota, posee una estructura molecular única, la cual “muta” al añadir nuevas esencias, alterándose y surgiendo una nueva composición molecular. Por eso, hay que saber bien qué se quiere lograr y conocer de antemano si nuestra “descomposición molecular”  tendrá un buen aroma o no. 




Siguiendo estos 3 principios, debería quedar bien:

            1º) Toda fragancia posee varias notas de salida o notas altas. Suelen ser frescas, se evaporan rápido y por eso captamos de inmediato el aroma. Notas de salida, por ejemplo, son: limón, albahaca, bergamota, lima, eucalipto, flor de azahar…
            2º) Le siguen las notas medias que forman el corazón de la fragancia. Normalmente es aquí donde encontramos la mayor proporción del total. Suelen ser, por ejemplo: verbena, violeta, rosa, lavanda, geranio o frutales como mora, grosella, pera, litchi…
            3º) Concluyen el conjunto las notas bajas o notas base, constituidas por componentes que ayudan a que el aroma se fije por más tiempo a nuestra piel. Se añaden en una cantidad pequeña. Como ejemplos tenemos: almizcle, sándalo, jara, benjuí, jazmín, haba tonka, resina de ámbar…

            Teniendo todo esto en cuenta, surge un problema. De los miles de esencias que existen. ¿Cuáles escoger para crear un perfume? ¡¡Resolvamos el enigma!!

        Las notas se agrupan en familias, dentro de las cuales hay un amplio margen para combinar, pues cada una queda bien con las de su propia familia y hay  familias que combinan bien con otras, así que, ya vamos viendo algo de luz en esto de crear un nuevo perfume, ¿no? ¿A que es más complejo de lo que parecía a simple vista?

            En un próximo post aprenderemos más  acerca de las familias de esencias y esto nos servirá de guía para escoger nuestros perfumes con acierto en Mycapricho.com, sin miedo a equivocarnos, tomando como referencia sus notas principales y su familia olfativa.

¡¡¡¡Hasta la próxima!!!!  
Mª José

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